Recogemos la noticia del diario El País:
“El Fondo Mundial para el VIH, la malaria y la tuberculosis logra la mayor recaudación de su historia: 14.250 millones de dólares”.
No obstante, esa cifra está lejos de los 18.000 millones que pensaba recaudar, aunque faltan por aportar el Reino Unido e Italia.
¿Qué decir? Pues que cada año hay un millón de contagios de VIH (lo escuchábamos ayer en nuestra sección de La Ciencia, la madre de la consciencia del siglo XXI).
Volvemos al mismo asunto: ¿cómo remediar este problema? Lo que se ha conseguido es controlarlo, haciendo del VIH una enfermedad crónica, pero enfermedad limitante y con un millón de contagios al año (¡eso es mucho!).
A esta enfermedad hay que añadir la malaria y la tuberculosis, las cuales sí tienen una solución definitiva, pero, como ven, van pasando los años y ese problema no tiene solución. ¿Cuál es la solución planteada? La limosna; la mala limosna. No es la buena limosna de alguien que quiere ser pobre y vivir la pobreza y acepta limosnas, y alguien generoso se la da. No, no es esa. Es la mala limosna de “mantengo la situación así, no voy al fondo de la cuestión (como sería la cultura, como sería la educación, como sería los sistemas de salud… ¡Algo que sería relativamente fácil!). Pero no, a eso no voy; en eso no voy a invertir nada. Yo voy a invertir en antivirales, retrovirales, etc. Y, claro, eso está bien, son cosas necesarias, pero lo que va a evitar que se produzca esa enfermedad y, como consecuencia, que se produzca la no necesidad de la medicación son esos puntos. Eso es lo que ocurre en occidente, donde ya no hay malaria, por ejemplo. Y ello ha sido posible no porque haya habido un intento de evitar la malaria, sino porque nos hemos desarrollado de tal forma y manera higiénica que la enfermedad se ha ido. Algo que no pasa tampoco con la tuberculosis.
Ahí está la noticia. Se hacen remisos, claro,
“El objetivo era alcanzar los 18.000 millones para los próximos tres años, un 30% más que en el período anterior. No se ha conseguido, pese al incremento de las contribuciones, aunque falta de conocer las aportaciones de Reino Unido e Italia.”
El Reino Unido no está muy boyante (y no es muy generoso tampoco), e Italia tampoco, por lo que la recaudación se quedará en esos 14.000 millones y pico. En términos absolutos no son pocos, pero son para todo el planeta, y para tres enfermedades, por lo tanto creemos que finalmente son pocos millones.
